Y después de encerrarse en su funesto misterio, su desesperación fue leyendo el manto de su piel mientras descubría con sus manos, el secreto que escondía con mucho celo. La excitación fue cada vez mas latente y con sus dedos tocaba sus pechos, con un afán siniestro de contenerla entre sus sabanas una noche, mientras musitaban palabras de deseo y caricias de lujuria, calentando dicho momento con el abrazo de su éxtasis...que se dejaba ver por medio de gritos y mordiscos.
Poco a poco la ropa se volvió un pecado incomodo y la piel empezó a hablar por si misma...los besos comenzaron a probar nuevas texturas las cuales se hacían mas emocionantes al lamento de su mutuo placer.
Poco a poco la flor de su deseo comenzó a expulsar su miel de anhelos, promoviendo con ello, el vaivén de sus orgasmos y sus afectos encontrados...
Una vez que las almas se unieron, fue difícil dejar de lado las semejanzas y los encuentros, era un aura diferente...como mirarse al espejo sin tenerlo cerca cada momento de aquellas platicas donde las dudas, temores y desconfianzas se hacen presentes, ahora eran una tenue cortina de algo pasajero que estaba empezando a tomar forma y se iban diluyendo con esto, las máscaras con cada movimiento hecho por dichos amantes prometiéndose con la mirada un regalo inolvidable ..era una invitación tentadora, al dejarse llevar por el tumulto de emociones y sensaciones...
El vértigo empezaba a colmar de arpegios y de ritmos a esta sinfonía de la lujuria...los gemidos seguían creciendo. Hasta que un éxtasis final concluyo con este torbellino de los cuerpos...situándolos al cobijo de una luna moribunda que se aferraba a seguir mecida en sus contornos temblorosos y estimulados en exceso.
Cenizas regadas a lo largo de la habitación eran solo los sobrantes de aquel fuego; y el sudor impregnado a lo largo de sus sabanas y un abrazo de una grata conexión selló el encuentro que sólo el Sol fue capaz de conocer...
Cenizas regadas a lo largo de la habitación eran solo los sobrantes de aquel fuego; y el sudor impregnado a lo largo de sus sabanas y un abrazo de una grata conexión selló el encuentro que sólo el Sol fue capaz de conocer...
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