Papilla Estelar- Remedios Varo (1958) |
Oí una canción que susurraban los arboles
en aquella noche de agosto.
El frío, bajo el sosiego de los sueños ajenos,
me arropó de caricias,
me arropó con un dulce beso.
Mi voz temblaba,
ante el roce con las apariencias
y en esas horas donde el filo del reloj me condenaba a aprisionarme
ante los oscuros barrotes de una noche eterna,
la más nostálgica de mis renuencias,
tocaba a mi ventana.
Con los ojos agotados y la mente nublada,
sigo canturreando la canción de los arboles
que hace mención a mis necesidades ,
es mi soledad que siniestramente alberga en mi cuerpo,
un enigma de mi propio pueblo.
Y con el paso de los años,
la luz de mi olvido no se opaca y transita cada noche hacía mi celda
condenándome con ello,
a arrancar las estrellas de mis sueños
para alimentar su presencia.
Para matar mi hambre de amor y detener con encantos,
a mi bella compañera
a mi amor,
a mi temor...
a la compañera perfecta que me brinda un amor sincero
y que me baña con su sexo
cuando las madrugadas me atormentan.
La mujer perfecta,
mi dulce soledad.
muy bello, me encanta la frase "La mujer perfecta, mi dulce soledad" pero... porque no "la compañia perfecta, mi dulce soledad", soy mujer y para hacer mio este poema mi mente necesita modificarlo
ResponderEliminarMuchas de las palabras que están escritas vienen de manera casi automática. en el caso de esa frase, una de las compañias mas deleitables es el de una dama, ya sea amiga, novia, amante...y la soledad es de las amantes que en algún momento de tu vida te va a ver...
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