Dejamos
pasar trozos de nuestra piel
por debajo
de la sombra.
Sin mirar
siquiera, aquello que nos provoca
un hambre
privada y personal.
Sentados
en un atardecer lunar
cuando las
estrellas entonan silencios,
comemos
de boca a boca,
un poco de
lo que vivimos en un día.
Sin
pretender mostrar mas.
Compartimos
las más profundas muestras de dolor
y vivimos
arraigados a navegar en mares de sangre.
Tomados de
las manos
tornando
nuestro momento
un escrito
eterno.
Condenados
a girar en torno a nuestros halagos.
Nos
prometieron que todo lo que hacemos
tiene un
precio alto.
Dame la mano y juntos encerremonos en silencio,
en aquella habitación donde nacemos de nuevo,
bajo un signo distinto.
Dime una
promesa alrededor de nuestra tierra deseada
guardando
la prudencia de no traicionar el enlace
que
hacemos cuando las miradas se conectan
y los
cuerpos se vinculan reconociendo un viejo habito...
Y tal vez
no sea lo mismo
tal vez no
sea lo mismo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario