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ENTRADAS ANTIGUAS

18 ene 2014

Miradas

Anna Betancourt
Miro y desfiguro
esas lineas entre mis sueños,
y entre cada letra y cada proeza perdida,
eres el más incrédulo de mis alcances...
Mi demonio vestido de princesa.

Miro en el espejo bajo la fuente,
que da al jardín de los dilemas:
Estás dando vueltas en un río de sal  que se vierte 
en aquél sol de engaños que mitiga misterios
y que surgen cuando juego a buscarte 
en el bosque de mis palabras.

Engaños y disimulos
son resabios de un tiempo que no se tienta el corazón.
Y toca fibras muy sensibles
que arregladas en el hogar del amor,
distienden al viento las esencias
del sexo añejado.

Y al girar en el rumbo de las manecillas
la petulancia de nuestras miradas
dibujan un perdón maldito.

Hay tanta soberbia que pagar
y vislumbro en las sombras de mi recuerdo
a cada relación tardía, 
a cada noviazgo fallido.  
Dándome cuenta de que el tiempo no claudica en marcar cada miseria, 
cada conflicto malsano que tarde o temprano
se convierten en luchas interminables entre el ego y la nobleza.

Sigo viajando en el sueño...
cada que el palpitar de la madrugada me lo permite.
Añorando cada desnudo de tu recuerdo,
adorando las migajas de un plato seco,
acaricio el color magma de tu mirada
aun a pesar de los riesgos que conlleva.

Y cada luna muerta
al matiz de mis pobres apariencias,
me conformo con aquel arte que dejamos inconcluso
en aquella tarde de diciembre, en el rincón de las apariencias.

Un sexo anatómico,
un placer distendido en el marco de la ausencia
que cómodamente se mecía sobre nuestras entrañas,
nuestras ansiedades,
y nuestras almas.
Y que terminaba por ceder
tan blanca y tan aciaga
en los relieves de tu cintura bañada de placeres.

Y que terminó condenando a mi recuerdo 
a vivir de tu espíritu.
como el hilo de tu perfume y tu cabello
sobre mi ya maltrecho cuerpo.
Maldición que bendeciré en cada uno de mis sueños
y en cada musa maldita.
Sedienta de mis sueños.








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